Aquí el movimiento se abre paso y sale del peligro. El impedimento quedó eliminado, las dificultades están en vías de solución. La liberación no se ha cumplido todavía, sino que precisamente ahora se inicia, y sus diversos estadios encuentran expresión en este signo.
La Liberación. Es propicio el Sudoeste.
Si ya no queda nada a donde uno debiera ir, es venturoso el regreso.
Si todavía hay algo a donde uno debiera ir, entonces es venturosa la prontitud.
Se trata de una época en la cual comienzan a disolverse, a disiparse tensiones y complicaciones. En tales momentos es preciso retirarse cuanto antes hacia las condiciones comunes o normales: he aquí el significado del Sudoeste. Tales épocas de viraje son muy importantes. Semejante a una lluvia liberadora que afloja y disuelve la tensión de la atmósfera haciendo posible la Liberación. Es propicio el Sudoeste.
Si ya no queda nada a donde uno debiera ir, es venturoso el regreso.
Si todavía hay algo a donde uno debiera ir, entonces es venturosa la prontitud.
Se trata de una época en la cual comienzan a disolverse, a disiparse tensiones y complicaciones. En tales momentos es preciso retirarse cuanto antes hacia las condiciones comunes o normales: he aquí el significado del Sudoeste. Tales épocas de viraje son muy importantes. Semejante a una lluvia liberadora que afloja y disuelve la tensión de la atmósfera haciendo estallar brotes y pimpollos, también un tiempo de liberación de cargas oprimentes obtiene efectos salvadores y estimuladores que se manifiestan en la vida. Pero hay por cierto algo muy importante al respecto: en tales épocas es necesario que nadie intente exagerar el valor del triunfo. Es cuestión de no avanzar más allá de lo indispensable. Retornar al orden de la vida no bien alcanzada la liberación, he ahí lo que aporta ventura. Cuando aún quedan restos por elaborar es cuestión de hacerlo lo más pronto posible, a fin de que todo quede bien aclarado y no se presenten demoras o dilaciones.
Trueno y lluvia se levantan:
la imagen de la Liberación.
Así el noble perdona las faltas y exime de culpa.
La acción de la tormenta purifica la atmósfera. Así procede también el noble con respecto a las faltas y los pecados de los hombres que provocan estados de tensión. Mediante su claridad promueve él la liberación. Sin embargo, cuando las transgresiones surgen a la luz del día, no se detiene para insistir en ella; sencillamente pasa por alto las faltas, las transgresiones involuntarias, tal como va perdiéndose el sonido reverberante del trueno, y perdona la culpa, las transgresiones deliberadas, al igual que el agua que limpia todas las cosas y quita toda suciedad.
El príncipe dispara sobre un azor apostado en
un alto muro. Lo abate. Todo es propicio.
El azor sobre un alto muro da la imagen de un hombre común pero que ocupa una posición elevada e impide la liberación. Resiste el efecto de influencias interiores, porque su malignidad lo ha endurecido. Es preciso eliminarlo violentamente y ello requiere los correspondientes medios.
Kung Tse dice al respecto: "El azor es el objetivo de la caza. Arco y flecha son las herramientas, los medios. El arquero es el hombre que ha de utilizar correctamente los medios para lograr el fin. El noble alberga los medios en su persona. Aguarda el debido momento y entonces actúa. Por eso no tiene más que dar un paso y salir, y ya abate la presa. Tal es la condición de un hombre que actúa luego de haber dado término a la preparación de los medios."
Con tal que el noble sólo pueda liberarse, esto traerá
ventura. Demostrará así a los viles que la cosa le va en serio.
Las épocas de liberación exigen una decisión interior. A los viles no puede alejárselos con prohibiciones o recursos externos. Si uno quiere deshacerse de ellos, primero es menester desprenderse Interiormente y por completo de su presencia; entonces se darán cuenta por sí mismos que la cosa va en serio y se retirarán.
Libérate del dedo gordo de tu pie, entonces acudirá el compañero y en él podrás confiar.
En tiempos de paralización sucede que hombres vulgares se adhieran a un hombre superior y que, debido al acostumbramiento diario, se amalgamen con él al punto de volverse indispensables como lo es el dedo gordo para el pie, ya que facilita el andar. Pero cuando se aproxima el tiempo de la liberación con su llamado a la acción, se hace necesario desprenderse de semejantes vínculos casuales que lo unen a gente con la cual uno al fin y al cabo no tiene ninguna afinidad interior. Pues si esto no ocurriera, los amigos de mentalidad afín, en los que se puede confiar realmente y en cuya compañía podría uno realizar algo, se mantendrán apartados, con evidente desconfianza.
Cuando alguien lleva una carga sobre sus espaldas
y sin embargo viaja en coche
da motivo a que se acerquen los bandidos.
La perseverancia lleva a la humillación.
Un hombre que había estado en condiciones de indigencia, ha alcanzado una posición acomodada, viéndose libre de toda necesidad. Si en tal situación pretende instalarse a sus anchas, como hacen los advenedizos, sin que a su modo de ser le cuadren condiciones tan cómodas, atraerá hacia sí a los salteadores de caminos, y si continúa en su actitud caerá ciertamente en deshonra y vergüenza.
Kung Tse dice al respecto: "Llevar una carga sobre las espaldas, es asunto de un hombre vulgar, de un plebeyo. Un co-che es instrumento propio de un hombre distinguido. Ahora bien, cuando un hombre común utiliza el instrumento de un hombre distinguido, los bandidos planean quitárselo. Cuando alguien se muestra prepotente hacia arriba y duro hacia abajo, los bandidos planean atacarlo. La conservación negligente de las cosas seduce a los bandidos y los lleva a robar. Las suntuosas alhajas de una doncella tientan a robarle su virtud."
En el campo uno cobra tres zorros y recibe una flecha amarilla. La perseverancia aporta ventura. El símbolo procede de la caza. El cazador apresa tres astutos zorros y recibe como recompensa una flecha amarilla. Los obstáculos de la vida pública son los zorros impostores, aviesos, que tratan de influir en el ánimo del soberano con su adulación. Éstos deben ser previamente eliminados para que la liberación pueda producirse. Mas esta lucha no puede librarse con armas indebidas. El color amarillo indica el justo medio del criterio que ha de aplicarse en el procedimiento contra los enemigos, en tanto que la flecha señala la recta dirección. Cuando de todo corazón dedica uno sus esfuerzos a la tarea de la liberación, su rectitud interior adquiere tal poder que llega a actuar como arma contra todo lo vil y falso.
Trueno y lluvia se levantan:
la imagen de la Liberación.
Así el noble perdona las faltas y exime de culpa.
La acción de la tormenta purifica la atmósfera. Así procede también el noble con respecto a las faltas y los pecados de los hombres que provocan estados de tensión. Mediante su claridad promueve él la liberación. Sin embargo, cuando las transgresiones surgen a la luz del día, no se detiene para insistir en ella; sencillamente pasa por alto las faltas, las transgresiones involuntarias, tal como va perdiéndose el sonido reverberante del trueno, y perdona la culpa, las transgresiones deliberadas, al igual que el agua que limpia todas las cosas y quita toda suciedad.