35Chin I El Progreso

hexagrama

El signo representa al sol que va elevándose sobre la tierra; da por lo tanto la imagen de un progreso rápido, fácil, que al mismo tiempo equivale a una expansión y claridad de alcance cada vez mayor.

El Progreso: El fuerte príncipe es honrado con caballos en gran número. En un solo día se lo recibe tres veces. Como ejemplo de la situación se describe un tiempo en que un fuerte príncipe feudal reúne a los demás príncipes en torno al soberano, el Gran Rey, en paz y obediencia; el Gran Rey lo distingue con generosos obsequios y lo atrae brindándole confianza en su círculo más inmediato. Esto implica una doble idea: la acción del progreso propiamente dicho emana de un hombre en posición dependiente, en quien los demás ven a uno de los suyos, gracias a lo cual lo siguen voluntaria y dócilmente. Este conductor posee la suficiente claridad interior como para no abusar de la gran influencia que ejerce, sino para antes bien utilizarla en favor de su soberano. Éste, por su parte, libre de celos de cualquier índole, agasaja al gran hombre con ricos regalos y lo atrae para tenerlo siempre cerca de sí. Un amo iluminado y un siervo obediente, he aquí las condiciones para un gran progreso

El sol se eleva por sobre la tierra: la imagen del Progreso. Así el noble ilumina por sí solo sus claros talentos. La luz del sol que se expande sobre la tierra es clara por naturaleza, pero cuanto más asciende el sol, tanto más emerge de entre las turbias brumas hasta brillar en su pureza original, iluminando un ámbito cada vez mayor. Así también la verdadera esencia del hombre, que es originalmente buena, se enturbia por su contacto con lo terrenal y requiere por tanto una purificación, para poder alumbrar con la claridad que originalmente le corresponde.

Progresar con los cuernos es lícito únicamente para castigar la propia comarca. Tener conciencia del peligro trae ventura. No hay tacha. La perseverancia trae humillación. Progresar usando los cuernos, es decir, proceder agresivamente, en tiempos como los de que aquí se trata, se puede únicamente cuando es preciso oponerse a las fallas de la gente que lo rodea a uno. Al hacerlo así, no debe olvidarse que semejante proceder agresivo implica siempre un peligro. Así se evitarán las fallas y errores que de otro modo nos amenazan, y se logrará lo que se ha pretendido. Una perseverante persistencia, en cambio, en una actitud excesivamente enérgica —sobre todo frente a personas no muy cercanas— acarreará humillación.

Se desvanece el arrepentimiento. No tomes a pecho ganancia ni pérdida. Las empresas traen ventura. Todo es propicio. Se señala aquí una situación en que una persona benevolente y reservada ocupa un puesto importante y decisivo, en una época de progreso. Podría uno reprocharse no haber aprovechado con la debida energía la coyuntura del momento para procurarse toda clase de posibles ventajas. Sin embargo, el remordimiento se desvanece. No debe tomarse uno a pecho pérdidas ni ganancias. Estas son cosas de orden inferior. Más importante es que, de este modo, uno se haya asegurado posibilidades de acción benéfica y exitosa.

Progreso como el de un hámster acaparador. La perseverancia acarrea peligro. En épocas de progreso les resulta fácil a los hombres fuertes, cuando ocupan una posición que no les corresponde, juntar y acumular muchas cosas. Semejante conducta, empero, es enemiga de la luz. Y puesto que las épocas de progreso son asimismo siempre tiempos en que el sol saca a la luz del día toda maquinación que teme la luz, el persistir en una actuación semejante atrae necesariamente el peligro.

Todos están de acuerdo. Se desvanece el arrepentimiento. Uno se esfuerza por avanzar y lo hace en comunidad con otros por cuya aprobación se siente alentado. De este modo desaparece el motivo de lamentación que consistiría en no poseer uno mismo autonomía suficiente como para afrontar y vencer solo toda posible adversidad.

Progresando, pero con tristeza. La perseverancia trae ventura. Luego obtendrá uno gran felicidad de su antepasada. El progreso está detenido; uno se encuentra impedido de entrar en contacto con el hombre en posición directiva con el cual uno mantiene relaciones. Esto es causa de tristeza. Pero en un caso así es cuestión de permanecer perseverante y entonces se obtendrá una gran felicidad brindada con maternal benevolencia por aquella personalidad. Esta dicha que llega es bien merecida, pues la mutua simpatía no se basa en motivos egoístas o partidistas, sino en principios fundamentales, firmes y correctos.

Progresando, pero rechazado. La perseverancia trae ventura. Al no encontrar confianza, conserve uno su calma. Ninguna falta. En tiempos en que todo empuja hacia el progreso, uno se encuentra todavía en la incertidumbre acerca de si acaso se verá rechazado durante el progreso. Entonces es cuestión de continuar simplemente la acción con toda rectitud: esto finalmente traerá la ventura. Puede suceder que a alguien no se le brinde confianza. No se ambicione en tal caso conquistar la confianza a toda costa; será preciso permanecer tranquilo y sereno y no dejarse irritar hasta estallar de ira. Así seguirá uno actuando sin cometer errores.