La fuerza de lo sombrío está en ascenso. Ante su avance lo luminoso se retira, poniéndose a buen recaudo, de modo que aquella fuerza no pueda afectarlo. No se trata, en lo que se refiere a esta retirada, de una arbitrariedad humana, sino del cumplimiento de leyes que rigen el acontecer en la naturaleza. De ahí que en este caso sea La Retirada el modo correcto de actuar, que no desgasta las energías. En calidad de signo mensual, el hexagrama se adjudica al sexto mes (julio-agosto), época en la cual ya recomienzan a mostrar sus efectos las fuerzas invernales.
La Retirada. Éxito.
En lo pequeño es propicia la perseverancia.
Las circunstancias señalan que las fuerzas hostiles, favorecidas por el tiempo, han tomado la delantera. En este caso lo que corresponde es la retirada, y es precisamente gracias a la retirada que se obtiene el logro. El éxito consiste en el hecho de que pueda realizarse correctamente la retirada. Es menester no confundir retirada con huida, una fuga que sólo tiene en cuenta la propia salvación, a cualquier precio. La retirada es signo de fortaleza. Es necesario no dejar pasar el momento indicado, mientras uno esté en plena posesión de su vigor y conserve su posición. De este modo sabrá interpretar a tiempo los signos pertinentes y emprenderá los preparativos para una retirada provisional en lugar de trabarse en una desesperada lucha de vida o muerte. De este modo tampoco se abandona sin más el campo a merced del enemigo, sino que más bien se dificulta a éste el avance, mostrando todavía una persistencia en ciertos aspectos. De tal manera, en la retirada ya va preparándose el viraje, el cambio. No es fácil comprender las leyes de semejante retirada activa. El sentido que se oculta en un tiempo como este es importante y significativo.
Bajo el cielo está la montaña:
la imagen de La Retirada.
Así el noble mantiene a distancia al vulgar,
no con ira, sino con mesura.
La montaña se eleva bajo el cielo, pero su naturaleza implica que finalmente se detenga. El cielo, en cambio, se retira ante ella hacia lejanas alturas y así permanece inalcanzable. He ahí la imagen de cómo el noble se comporta frente al vulgo que viene subiendo. Se retira de él, en su fuero interno. No lo odia, pues el odio es una forma de participación interior mediante la cual uno se ve ligado al objeto que odia. El noble muestra su fortaleza (Cielo) en el hecho de provocar, gracias a su mesura, la detención (montaña) del vulgar.
Retirada alegremente serena. Todo es favorable.
La situación es inequívoca. El desprendimiento interior es un hecho inamovible. Así se logra la libertad de partir. Cuando uno percibe ante sus ojos su camino con plena claridad y libre de toda duda, se instala en su ánimo una actitud serena que, sin la menor vacilación, escoge lo justo. Un camino tan claro conduce siempre hacia el bien.
Retirada amistosa. La perseverancia trae ventura.
Es cosa del noble reconocer a tiempo cuándo es el momento de retirarse. Si uno elige para su retirada el momento adecuado, ésta podrá realizarse en forma perfecta, amistosa, sin que haya ocasión de que se produzcan desagradables discusiones. Mas pese a toda complacencia en cuanto a las formalidades externas, hace falta una total firmeza de decisión para no dejarse inducir a error, atendiendo consideraciones no pertinentes.
Retirada voluntaria trae ventura al noble, ruina la vulgar.
En un caso de retirada, el hombre superior procede a despedirse, con toda amabilidad y con agrado. Aun en su fuero íntimo la retirada le resulta fácil, ya que de este modo no necesita violentar sus convicciones. A quien tales circunstancias harán sufrir es únicamente el inferior, del cual él se retira y quien sin la dirección del noble caerá necesariamente en la ruina.
Una retirada con demora es penosa y arriesgada. Mantener a la gente en calidad de siervos y criadas,
trae ventura. Cuando, llegado el momento de retirarse, lo retienen a uno, la situación resulta desagradable y al mismo tiempo peligrosa, puesto que así se nos priva de nuestra libertad de acción. En un caso semejante, la única salida consiste en que uno tome a su servicio, por así decirlo, a quienes le impiden partir, a fin de conservar de este modo cuando menos la propia iniciativa. De otro modo caería indefenso bajo el dominio de ellos. Pero aun ofreciendo una salida, la situación no por eso se torna grata. Pues ¿Qué podrá uno lograr con semejantes sirvientes
Lo sujeta firmemente con cuero de buey amarillo. Nadie es capaz de arrancarlo.
Amarillo es el color del centro. Indica lo correcto, lo que corresponde al deber. El cuero de buey es firme e irrompible.
Mientras los nobles se retiran, y a sus espaldas avanza con empuje el vulgo, se caracteriza aquí a un hombre común que se aferra a los nobles con tanta firmeza y tenacidad que a estos últimos les resulta imposible desprenderse de él. Y como ambiciona lo que es justo, y es tan fuerte su voluntad, logra finalmente su objetivo.* De esta manera el trazo confirma la sentencia del Dictamen: "En lo pequeño (en este caso equivalente a: 'para el hombre pequeño', común) es propicia la perseverancia."
Durante la Retirada, en la cola: esto es peligroso. No debe pretenderse emprender algo.
Puesto que el signo es la imagen de algo que va retirándose, el primer trazo representa la cola, y el más alto la cabeza. Durante la retirada es ventajoso hallarse adelante. En este caso se encuentra uno atrás, en contacto inmediato con los enemigos que vienen pisándole los talones. Esto es peligroso. En condiciones tan riesgosas no es aconsejable emprender nada. El modo más fácil de sustraerse al amenazante peligro es el de quedarse quieto, de detenerse.