24Fu I El Retorno (El Tiempo del Solsticio)

hexagrama

El tiempo del solsticio, del retorno solar, queda sugerido por el hecho de que, luego de haber desalojado las líneas oscuras a las luminosas, impulsando a todas éstas a salir por arriba, ahora vuelve a entrar en el signo un trazo luminoso que llega desde abajo. El tiempo de la oscuridad ha pasado. El solsticio trae el triunfo de la luz. El signo se adjudica al undécimo mes, el mes del solsticio (diciembre-enero).

El Retorno. Éxito. Salida y entrada sin falla. Llegan amigos sin tacha. Va y viene el camino. Al séptimo día llega el retorno. Es propicio tener adonde ir. Luego de una época de derrumbe llega el tiempo del solsticio, de la vuelta. La fuerte luz que antes fuera expulsada, vuelve a ingresar. Hay movimiento, y este movimiento no es forzado. El trigrama superior K'un se caracteriza por la entrega. Se trata, pues, de un movimiento natural de aparición espontánea. Por eso también resulta enteramente fácil la transformación de lo viejo. Lo viejo es eliminado, se introduce lo nuevo: ambas cosas corresponden al tiempo y por lo tanto no causan perjuicios. Se forman asociaciones de personas que profesan ideas iguales. Y esa alianza se realiza con pleno conocimiento público; corresponde al tiempo, por lo tanto toda aspiración particular y egoísta queda excluida y tales asociaciones no implican falta alguna. El retorno tiene su fundamento en el curso de la naturaleza. El movimiento es circular, cíclico. El camino se cierra sobre sí mismo. No hace falta, pues, precipitarse en ningún sentido artificialmente. Todo llega por sí mismo tal como lo requiere el tiempo. Tal es el sentido de Cielo y Tierra. Todos los movimientos se realizan en seis etapas. La séptima etapa trae luego el retorno. De este modo, al correr del séptimo mes después del solsticio de verano, a partir de lo cual el año desciende, llega el solsticio de invierno, y del mismo modo una vez pasada la séptima hora doble siguiente a la puesta del sol, llega la salida del sol. Por esta causa el número siete es el número de la luz joven, que se genera por el hecho de que el número seis, que es el de la gran oscuridad, se incremente por el uno. De este modo se introduce el movimiento en la quietud, en la detención.

El trueno en medio de la tierra: la imagen del Tiempo del Solsticio. Así, durante el tiempo del retorno solar, los antiguos [reyes clausuraban los pasos. Mercaderes y forasteros no se trasladaban, y el soberano no viajaba visitando las comarcas. El solsticio de invierno se celebra en la China desde épocas remotas como período de descanso del año: una costumbre que se ha conservado hasta hoy, en el período de descanso de Año Nuevo. En el invierno la energía vital —simbolizada por Lo Suscitativo, el trueno— se encuentra todavía bajo tierra. El movimiento se halla en sus primeros comienzos. Por eso es necesario fortalecerlo mediante el reposo a fin de que no lo desgaste un consumo prematuro. Este principio fundamental, de hacer que la energía resurgente se fortifique mediante el descanso, rige con respecto a todas las circunstancias correlacionadas. La salud que retorna después de una enfermedad, el entendimiento que retorna después de una desunión: todo debe tratarse en sus primeros comienzos con protección y delicadeza, para que el retorno conduzca así a la floración

: Extravío en el retorno. Desventura. Desgracia desde fuera y desde adentro. Si de este modo hace uno marchar ejércitos, sufrirá finalmente una gran derrota, y esto será nefasto para el soberano del país. Durante diez años ya no estará uno en condiciones de atacar. Cuando alguien pierde el momento justo para volverse, cae-rá en la desventura. Tal desdicha se funda interiormente en una falsa posición frente a los nexos universales. La desdicha externa será consecuencia de esta falsa posición. Es la tozudez y su enjuiciamiento lo que aquí se describe.

Magnánimo retorno. Ningún arrepentimiento. Llegado el tiempo de volverse, es menester no ocultarse tras mezquinos pretextos, sino de recurrir a la introspección y autoexaminarse. Y si uno ha cometido algún error, deberá reconocer su falta con magnánima decisión. He ahí un camino del que nadie habrá de arrepentirse.

Deambulando en medio de los demás, uno retorna solo. Alguien se halla en medio de compañías de gente inferior, pero posee vínculos internos con un amigo fuerte y bueno. Por esta causa emprende solo el retorno. Aun cuando no se habla de recompensa, ni de castigo, esto sin duda es favorable, pues semejante resolución a dirigirse hacia el bien lleva su recompensa en sí misma.

Reiterado retorno. Peligro. Ningún defecto. Hay personas que denotan cierta inestabilidad interior. Necesitan volverse atrás sin cesar, en lo que respecta al rumbo de su voluntad. En ese permanente apartarse del bien debido a inclinaciones indominables, y volverse nuevamente hacia el bien por haber logrado enmendar su decisión, reside un peligro. Pero ya que de esta manera no se produce, por otra parte, una afirmación del mal, ello no excluye la tendencia general hacia una eliminación del defecto.

Tranquilo retorno. ¡Ventura! El volverse atrás requiere siempre una decisión y es un acto de autodominio. Se ve facilitado encontrándose uno en buena compañía. Si se aviene a condescender y a buscar su orientación entre gente buena, eso aportará ventura.

: Retorno desde poca distancia. No ha menester ningún arrepentimiento. ¡Gran Ventura! Pequeñas desviaciones del bien no pueden evitarse. Lo único que hace falta es emprender a tiempo la vuelta, antes de que se haya ido demasiado lejos. Esto es particularmente im-portante en cuanto a la formación del carácter. Todo pensamiento maligno, por leve que sea, debe ser inmediatamente eliminado, antes de que avance demasiado y se afirme. De este modo no habrá necesidad de arrepentimiento y todo marchará a la perfección.