Las líneas oscuras Las líneas oscuras están a punto de trepar hacia arriba y de provocar la caída hasta del último trazo firme y luminoso, ejerciendo sobre él su influencia corrosiva. Lo vulgar, lo oscuro lucha contra lo noble, lo fuerte; no lo hace directamente, sino que lo socava lentamente con su acción hasta que finalmente se derrumba.
El signo representa la imagen de una casa. El trazo del tope es el techo. Al romperse el techo, la casa se derrumba.
El signo se adjudica al noveno mes (octubre-noviembre). La fuerza Yin se aproxima, penetrando con creciente poder, y está a punto de desplazar por completo a la fuerza Yang.
a punto de trepar hacia arriba y de provocar la caída hasta del último trazo firme y luminoso, ejerciendo sobre él su influencia corrosiva. Lo vulgar, lo oscuro lucha contra lo noble, lo fuerte; no lo hace directamente, sino que lo socava lentamente con su acción hasta que finalmente se derrumba.
El signo representa la imagen de una casa. El trazo del tope es el techo. Al romperse el techo, la casa se derrumba.
El signo se adjudica al noveno mes (octubre-noviembre). La fuerza Yin se aproxima, penetrando con creciente poder, y está a punto de desplazar por completo a la fuerza Yang.
La Desintegración. No es propicio ir a parte alguna.
Es una época en que avanzan los vulgares y se encuentran precisamente a punto de desplazar a los últimos vigorosos y nobles que quedan. Por eso, fundándose estas condiciones en la corriente del tiempo, no resulta favorable para el noble empren¬der algo en tales circunstancias. De los símbolos y sus atribu¬tos debe deducirse el correcto comportamiento que ha de observarse en semejantes épocas adversas. El trigrama inferior significa la Tierra, cuyo atributo es la docilidad y la entrega; el trigrama superior significa la montaña, cuyo atributo es la quietud, la calma. Esto sugiere el consejo de resignarse, de adaptarse a la mala época y de mantenerse quieto. No se trata
23. Po / La Desintegración
en este caso del hacer humano, sino de condiciones temporales que, de acuerdo con las leyes del Cielo, denotan el cambio entre incremento y mengua, entre plenitud y vacío. No es posible obrar en contra de semejantes condiciones de la época. Por lo tanto, no se trata de cobardía, sino de sabiduría, si uno se aviene dócilmente a evitar la acción.
La montaña descansa sobre la tierra: la imagen de
[la Desintegración.
Así únicamente mediante ricas dádivas a los inferiores [pueden los superiores asegurar su posición.
La montaña descansa sobre la tierra. Cuando es empinada y angosta y carece de base ancha, tendrá que derrumbarse, únicamente elevándose desde la tierra, ancha y grande, y no orgullosa y abrupta, ve asegurada su posición. Así también los gobernantes descansan sobre la ancha base del pueblo. También en su caso es cuestión de ser generoso y magnánimo como lo es la tierra, portadora de todas las cosas; entonces harán que su posición sea tan segura como la que tiene una montaña en su tranquilidad.
Hay un gran fruto todavía no comido.
El noble obtiene un carruaje.
Al vulgar se le desintegra la casa.
Aquí se ha alcanzado el fin de la desintegración. Cuando la desventura agota su furia, llegan nuevamente tiempos mejores. Todavía queda la simiente del bien. Precisamente al caer el fruto sobre la tierra, de su semilla vuelve a crecer el bien. El noble recupera otra vez su influencia y su actuación eficiente. Es sostenido por la opinión pública como por un carruaje. El vulgar, en cambio, sufre como una venganza la consecuencia de su propia malignidad. Su cas* se desintegra. Ahí actúa una ley de la naturaleza. El mal no sólo es nefasto para el bien, sino que en sus últimas consecuencias se destruye a sí mismo; pues el mal, que vive únicamente de la negación, no puede existir por sí mismo. También para el hombre vulgar es mejor verse disciplinado por un noble.
Un cardumen de peces. Por las damas de palacio llegan
favores. Todo es propicio.
Aquí, en inmediata proximidad del principio fuerte y luminoso situado arriba, la índole de lo oscuro se transforma. Ya no enfrenta con rencillas al principio fuerte, sino que se somete a su guía. Más aún, encabezando a los demás trazos débiles los conduce a todos hacia el trazo fuerte, tal como una princesa reinante conduce a sus servidoras hacia su esposo como si fuesen un cardumen de peces, logrando así su favor. Al subordinarse de este modo lo inferior a lo superior, encuentra su dicha, y lo superior a su vez impone su derecho. Por eso todo va bien.
El lecho se desintegra hasta la piel. Desventura.
La desgracia alcanza aquí al propio cuerpo, ya no sólo al sitio de descanso. No se ha añadido ninguna advertencia, ninguna palabra suplementaria. La desventura ha alcanzado su culminación: ya no es posible contrarrestarla
Él desintegra su ligazón con ellos. No hay tacha.
Se halla uno en medio de un mal ambiente, con el cual lo ligan relaciones externas. Existe empero un vínculo interior con un hombre superior. Así consigue el sostén interior que le hace posible liberarse de la índole de los hombres que lo rodean. Ciertamente se entra así en antagonismo con ellos, pero esto no es un error.
El lecho se desintegra por el borde. Los perseverantes son aniquilados. Crece el poder de los viles. Ya el peligro se viene acercando a la propia persona. Ya se presentan síntomas nítidos. Se ve perturbada la calma. Además de encontrarse en esta peli-grosa situación, uno carece de todo auxilio y solidaridad tanto desde arriba como desde abajo. En tal situación de aislamiento se impone una extrema cautela. Es necesario orientarse de acuerdo con el requerimiento del tiempo y de apartarse oportunamente. Si quisiera uno mantener inflexiblemente y con perseverancia su punto de vista, esta actitud lo llevaría a su perdición.
El lecho se desintegra por la pata.
Los perseverantes son aniquilados. Desventura.
Se allegan los hombres vulgares y comienzan subrepticia-mente con su destructiva acción de intriga subterránea, para de esta manera socavar desde abajo el sitio en que se halla el noble. Los adictos al soberano que permanecen leales a él, son aniquilados mediante calumnias y toda clase de posibles maquinaciones. La situación es desventurada. Pero no se puede hacer otra cosa más que aguardar.