El signo representa una boca abierta, entre cuyos dientes hay un obstáculo (en el cuarto puesto). Por consiguiente no pueden juntarse los labios. Para poder hacerlo es necesario atravesar el obstáculo mordiéndolo enérgicamente. El hexagrama se compone además de los signos que indican trueno y rayo, mostrando así cómo en la naturaleza los obstáculos se eliminan violentamente. El hecho de atravesar el obstáculo mordiéndolo con energía supera el impedimento que se opone a la unión. La tormenta, con truenos y rayos, vence la tensión perturbadora presente en la atmósfera. Recurrir al proceso judicial y la penalidad correspondiente vence las perturbaciones de la armoniosa convivencia, ocasionadas por criminales y calumniadores. A diferencia del signo N9 6, El Pleito, donde se trata de procesos civiles, en este caso se trata del proceso penal.
La Mordedura Tajante tiene éxito. Es propicio administrar justicia.
Cuando un obstáculo se opone a la unión, el éxito se obtiene atravesándolo con una enérgica mordedura. Esto rige en todas las circunstancias. En todos los casos en que no se logra la unidad, ello se debe a que es demorada por un entrometido, un traidor, un obstaculizador, alguien que frena. Entonces es necesario intervenir a fondo y con energía, para que no surja ningún perjuicio duradero. Tales obstáculos conscientes no desaparecen por sí mismos. El enjuiciamiento y castigo se hacen necesarios para provocar la intimidación y la consiguiente eliminación.
Pero es preciso proceder al respecto de un modo adecuado. El signo se compone de Li, claridad, y Chen, conmoción. Li es blando, Chen es duro. La dureza y la conmoción sin más serían demasiado vehementes al aplicar castigos. A su vez, la claridad y la blandura serían demasiado débiles. Pero los atributos de ambos trigramas unidos generan la medida justa. Es importante que el hombre que decide, representado por el quinto trazo, sea de naturaleza bondadosa, aun cuando en virtud de su posición, inspire una actitud de gran respeto.
Trueno y rayo: la imagen de la Mordedura Tajante. Así los reyes de antaño
afirmaban las leyes mediante penalidades claramente establecidas Las penalidades son aplicaciones ocasionales de las leyes. Las leyes contienen el registro de los castigos. Reina claridad cuando al establecer los castigos se discrimina entre leves y graves de acuerdo con los correspondientes delitos. Esto lo simboliza la claridad del relámpago. La afirmación de las leyes se lleva a cabo mediante la justa aplicación de los castigos. Esto es simbolizado por el terror del trueno. Claridad y severidad cuyo objetivo es mantener a los hombres en la observación del debido respeto. Los castigos no son importantes en sí mismos. Los obstáculos en la convivencia de los hombres se acrecientan siempre por la falta de claridad en las determinaciones penales y debido a la negligencia en su ejecución, únicamente mediante la claridad y una resuelta rapidez en la ejecución de los castigos se afirman las leyes.
Tiene metido el cuello en el collar de madera
al punto de desaparecerle las orejas.
¡Desventura!
En este caso, a diferencia de la línea inicial, se trata de un hombre incorregible. Lleva como castigo el collar de madera. Pero sus orejas desaparecen dentro del mismo. Ya no oye las advertencias, se muestra sordo frente a ellas. Este empecina-miento conduce a la desventura.
Muerde carne fibrosa desecada. Obtiene oro amarillo.
Ser consciente del peligro, con perseverancia. No hay defecto.
Tiene uno que resolver un caso por cierto nada fácil, pero claro. El carácter propio tiende sin embargo a la benevolencia. Por eso es necesario concentrarse, para ser como el oro amarillo, vale decir imparcial. El amarillo es el color del centro y leal como el oro. únicamente si uno se mantiene constantemente consciente de los peligros que surgen de la responsabilidad que uno ha tomado sobre sí, permanecerá libre de faltas.
Muerde carne seca cartilaginosa.
Obtiene flechas metálicas.
Es propicio
tener presente las dificultades y ser perseverante.
¡Ventura!
Deben vencerse dificultades muy grandes. Poderosos adversarios han de ser castigados. Esto es muy fatigoso. Sin embargo se logra. Es necesario, empero, ser duro como el metal y recto como una flecha, para vencer tales dificultades. Si uno las conoce y persevera, alcanzará la ventura. Finalmente la difícil tarea obtendrá éxito.
Muerde carne vieja desecada, y se topa con algo venenoso. Pequeña humillación. No hay defecto.
Alguien debe ejecutar un castigo y no dispone para ello de suficiente poder y prestigio. Por lo tanto, los castigados no se someten. Se trata de una causa vieja —simbolizada por carne de venado con sal— y al respecto uno choca con dificultades. La vieja carne está echada a perder. Uno atrae sobre sí, al ocuparse del asunto, venenosas manifestaciones de odio; a causa de ello cae en una situación un tanto vergonzosa. Mas como el requerimiento del tiempo fue castigar, permanecerá libre de tacha a pesar de todo.
Muerde a través de carne blanda, al punto de
desaparecerle la nariz. No hay defecto.
Es fácil distinguir en el presente caso entre justicia e injusticia. Es como cuando uno muerde a través de carne blanda. Pero se topa con un pecador duro, empedernido, y entonces, debido a la excitación, se excede un poco en su cólera. La desaparición de la nariz durante la dentellada significa que uno pierde el delicado sentido del olfato a causa de su indignación. Pero esto no perjudica gran cosa, pues el castigo como tal es justo
Tiene metido los pies en el cepo, al punto de
[desaparecer sus dedos. No hay defecto.
Cuando alguien, ya en el primer intento de cometer algo malo, sufre inmediatamente el castigo, la pena suele ser leve. Tan sólo los dedos de los pies son cubiertos por el cepo. De este modo se le impide seguir pecando y logra liberarse de faltas. Es esta una advertencia para detenerse a tiempo en el camino del mal.